JUAN LEÓN MERA (1832-1894)
Nació en Ambato el 28 de junio de 1832 y falleció en esta ciudad el 13 de diciembre de 1894. Su madre, Josefa Martínez Vásconez, crio sola a su hijo, debido a que su esposo, el comerciante Pedro Antonio Mera Gómez, la abandonó durante su embarazo. Su infancia fue humilde, y en sus primeros años de vida residió en la finca Los Molinos, ubicada cerca de un pueblo pobre Atocha, a 3 km al noreste de la villa de Ambato. Para poder mantener a la familia, su abuela materna alquilaba esta finca a su hermano Pablo Vásconez, que era un activista político que luchaba contra las políticas de Juan José Flores. Recibió su educación en el hogar, la cual estuvo en gran medida a cargo de su tío abuelo, al igual que de su tío el doctor Nicolás Martínez.
A los veinte años de edad viajó a Quito para recibir clases de pintura con el afamado artista pictórico Antonio Salas, donde aprendió el manejo del óleo y las acuarelas. A los 33 años de edad, junto con Antonio Neumane compusieron el himno nacional de la república del Ecuador.
Juan León Mera Martínez fue un ensayista, novelista, político, y pintor ecuatoriano. Entre sus obras más destacadas se encuentra la letra del Himno Nacional del Ecuador y la novela Cumandá (1879). Además, en su vida política fue partidario del presidente Gabriel García Moreno. En la pintura fue uno de los pocos pintores romanticistas y de los primeros costumbristas que enriquecieron las artes plásticas durante las primeras décadas republicanas.
Obras Importantes
- 1859 Afectos íntimos
- 1858 Melodías indígenas
- 1858 Poesías
- 1861 La virgen del sol
- 1865 Himno Nacional del Ecuador
- 1868 Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana
- 1872 Los novios de una aldea ecuatoriana
- 1875 Mazorra
- 1879 Cumandá o un drama entre salvajes
- 1883 Los últimos momentos de Bolívar
- 1884 La dictadura y la restauración de la República del Ecuador
HIMNO NACIONAL DEL ECUADOR
(FRAGMENTO)
Salve oh patria mil veces oh patria!
¡Gloria a ti! (2 veces)
Ya tu pecho, tu pecho rebosa,
gozo y paz ya tu pecho rebosa,
y tu frente, tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.
ESTROFAS
I
Indignados tus hijos del yugo
que te impuso la ibérica audacia,
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti,
santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento,
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper ese yugo servil.
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